¿En qué momento le dijimos loco?
En todo caso, si de vincularlo a la locura se trata, podríamos optar
por una analogía en dónde vendría a ser el Sombrerero Loco a nuestra
Alicia. Especialmente, cuando en nuestras fiestas sin té de los lunes,
parecen reproducirse con increíble fidelidad (casi bajo el riesgo de
infringir algún tipo de copyright) las siguientes conversaciones:
Entonces – continuó la liebre – deberías decir lo que piensas.
¡Pero si es lo que estoy haciendo! - se apresuró a replicar Alicia-. Al menos…, al menos pienso lo que digo…, que después de todo viene a ser la misma cosa ¿no?
¿La misma cosa? ¡De ninguna manera! – negó enfáticamente el Sombrero- ¡Hala! Si fuera así, entonces daría igual decir “veo cuanto como” que “como cuanto veo”.
Alicia en el País de las Maravillas - Lewis Carroll
y aquí, sin negaciones enfáticas de por medio, sí son todos lo mismo
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