Toda Idea

by mentolada on 23.8.10

I. Ella

Cuando Onetti habla de ella es categórico: nunca la sintió enamorada. Lo suyo era algo muy cerebral, intelectual.

¿Nada más?- la reportera insiste. También cama.- él le responde.


También cama, pienso.


Y sigo leyendo la entrevista que por momentos me hace reír y por momentos me aterra. Gardel y sus mujeres. Onetti y sus mujeres. La inquietud de Beatrice, la diligencia de Dolly, el whisky después del desayuno. Cuando le pide que no exagere porque son tan solo 23 y no 24 las horas que él pasa en la cama escribiendo y leyendo. Leyendo y escribiendo.

Mas adelante encuentro un resondre: m’hijita, en ese período de nuestras relaciones todos los poemas de amor eran para mí.- le dice.


Leo, me miro adentro y me aterra.


Y deje en paz mi vida privada.- concluye. Y se vuelve al televisor para ver las noticias.





Y deje en paz mi vida privada.







II. Él


Cuando ella escribe sobre él no existe romanticismo. Sus poemas no llevan palabras dulces, pausas exuberantes o evocaciones grandilocuentes. No. No persiguen el orden del verso que enternece la razón con la exhibición del tamaño de los órganos, el inventario de sus funciones o el manejo de los indicadores que alertan de su caducidad.


Todo lo contrario.


Ella no expone, ella disecciona.
Ella no lista, ella describe.
Ella no pronostica, ella distingue.




Y enternece; por lo concreto del anhelo, la añoranza de lo cotidiano, la asunción de lo que es, lo que no será.





Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.

Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.

No volverá a tocarte.

No te veré morir.


Ya no.- Idea Vilariño





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