by mentolada on 25.6.10

para Casio


Es que yo ya me había ido. Me había convencido de que este desnudar diario ya no me hacia falta. Más aun, no me convenía. Que quienes no debían verme, no debían encontrarme, no podían (no debían) tener acceso a las respuestas de preguntas que nunca quisieron hacer. Que si bien llevo el duelo cincelado en la mirada, el muerto, los muertos, debían permanecer tan solo míos. ¿Para que ponerle nombre y apellido a la pena?

El anonimato me ha salvado, escribí una vez.



Luego me fui dando cuenta que igual no me creen. No me creen, no me quieren creer o no les interesa. Y es válido. Todo es válido. ¿Se puede creer lo que no se ve, no se escucha, ni se siente, tan solo se lee, relee, interpreta, malinterpreta y luego se olvida?

Yo soy toda idea.


Y lo siento.



Así que de a pocos vuelvo. Vuelvo a la norma del texto por el texto y para el texto. Regreso al confort del teclado y la obsesión de las libretas; todas portátiles, todas llenas de anotaciones esquizofrénicas, diferentes tipos de letra y pendientes.

Muchos pendientes:


Nueve de Junio

Me queda pendiente la historia de Silvia, la camisa voladora y los españoles desnudos. Trato de recordar como iba: una camisa roja está flotando en el aire.

Por algún motivo, Pierre se ha quedado con esa primera imagen y siempre me anda pidiendo que le cuente como termina. Con copa de vino tinto en mano le digo: no sé.

Y, ¡no lo hago!

Pero sí sé, que cuando se entere que la ropa desaparecida y la desnudez ajena son solo excusas para hablar de Silvia, se va a decepcionar. Él (como hice yo al principio) espera que el misterio tenga una explicación realista, quizás de suspenso, de crimen inesperado, donde sea el vecindario quien se apropie de la ropa en señal de protesta o intento de desalojo o; que todo derive en escenas fantásticas, absurdas y antropomorfas en donde la camisa roja henchida de esnobismo, esta cansada de (como sugirió Eduardo) estar colgada entre calzones de algodón y medias deportivas y emprende vuelo en busca de los encajes, el chiffon y las casas pret-a-porter de Paris. ¿Cuántos kilómetros hay desde aquí hasta Francia? Una camisa roja, ¿podrá igualar el plan de vuelo de las aves migratorias que vienen para luego irse? ¿Habría alguien que podría enumerar las aves que se aventuran en tamaño recorrido?

Y aunque lo hubiera; es mucha investigación, mucha verosimilitud cuando yo solo quiero hablar de Silvia. Que no existe, por cierto. Pero esa, esa es otra historia.


Un lunes (es que mi agenda vino sin números)

A veces, la doble ce se convierte en jota.

Ulises ha traído la continuación de la novela. Este leerlo por partes no me deja seguir la historia. Igual lo disfruto. Especialmente cuando escucho a la doble ce convertirse en jota.

Uno de los beneficios de la universidad de la que me gradué, era su programa de quechua en el centro de idiomas. Quise aprender pero nunca llegué a inscribirme. ¿Qué fue tan importante como para haber perdido el tiempo?

Sí, a veces, la doble ce se convierte en jota



Quizás hace dos meses (y contando)

La musa me ha habla de costras. Diagnóstico curioso para lo que padecemos. Inclusivo en todas sus acepciones.

Sacarnos la costra que se nos ha ido formando con los años.- me dijo.

Creo que yo ya empecé.



Post-it amarillo adherido al 04 de Junio, pero puedo jurar que corresponde a días atrás

Dos imágenes. Una niña le pregunta a una hoja al viento en dónde aprendió a bailar así. Un pájaro le pregunta a la última hoja de un árbol si quiere bailar.


Iván me ha quitado la libreta el 1ero de Mayo para anotar un nombre que le hice repetir mil veces (¡a veces no lo entiendo!)

María Esther Gillio

Debajo del post-it amarillo, otro post-it amarillo mal ubicado en donde trascribo a un Onetti impaciente, hablando de Gardel ante la insistencia de una divertida y mordaz Gillio

¿Tampoco le contaron que el arte es una eterna confesión? (Onetti en una de las millones de entrevistas de M.E.Gillio)

(pienso, luego escribo: cuantas veces te dije que te amaba)





También el 1ero de mayo (exactamente una hora antes de dejar su letra, tan ininteligible a veces como sus murmullos, en la libreta) Iván usa un verso de V. Aleixandre: o tarde o pronto o nunca

Estos adverbios me han devuelto la frustración.


De nunca acabar, ¿verdad?

Siempre es: o tarde o pronto o nunca

4 comments

Pero cuando habiendo pasado " o pronto " y sin haber llegado " o tarde " como se puede tener la certeza del " o nunca " ? Pam pam, gusto leerte como siempre...

by Edu on 8:50 p. m.. #

muchas gracias ladro,
tu volver me ayuda a hacerlo a mí también :)
y quizá es q )implemente no tienen la capacidad de creer, me pregunto a veces si es algo con lo q uno nace?
gracias gracias gracias =)

by Casiopea on 6:57 p. m.. #

me gusta la sopa de letras en tu cabeza.

by Unknown on 1:41 p. m.. #

y eso que todavía no te he preparado unos tallarines
con lo que llevo en el corazón

XD

by mentolada on 3:10 p. m.. #