atemporales 19

by mentolada on 17.2.10

Meses: (se aprende a) ignorar todos los urgentes que deja el jefe anotados en los documentos que despacha.

La empresa no quiebra, el mundo no se cae.

Enfrentas la posibilidad de un despido, eso sí, pero es un 50/50 que bien vale el riesgo para invalidar ciertas teorías corporativas, neofascistas y burguesas.

Ayer: (puedes) librarte sin remordimiento de la agenda de cuero del año pasado.

Los teléfonos que sirven se copian en el primer papel que tengas a la mano. Todo lo demás, al tacho de basura.

Lunes: (es posible) abstraerse de las conversaciones y del ajetreo empresarial para redactar un cuento entero a mitad de la tarde.

La primera hora, la gastas entera tratando de recordar tu primer día de trabajo. No lo consigues. Las otras, inventas maneras imposibles de estar sin estarlo: un contador bosqueja escondites hechos de archivadores al pie de cada balance general, un funcionario público vestido de blanco se mimetiza con las hojas bond apiladas en el escritorio, un ejecutivo sube y baja escaleras llevando un folder vacio al abogado, al analista, al gerente, al…

Tres de la tarde: (es fácil) renunciar a hábitos como fumar un cigarrillo para reemplazarlos por una taza de anís.

No se lo prometiste a nadie, no le temes al efecto acumulado en los órganos, no altera tu presión, ánimo o conciencia medioambiental; sólo lo dejaste.


Y podría seguir pero a veces, la indiferencia del discurso incompleto… Bueno, ustedes entienden.


sé que tú lo haces

One comment

Librarse de la agenda es un rito cool, pero qué difícil...!

by chica on 5:36 p. m.. #